Por décadas, una familia de origen mexicano ha ofrecido antojitos en el centro de Los Ángeles. Varios de sus miembros comenzaron como vendedores ambulantes, y ahora muchos ya cuentan con sus negocios propios.
Algunos dirían que esos logros se deben a las enseñanzas de la matriarca de la familia, la abuelita poblana que les dio el ejemplo desde hace más de cuatro décadas vendiendo raspados.
En los callejones del distrito de los juguetes, en el corazón de Los Ángeles, también hay una gran selección de antojitos del gusto popular.
"Cuando primero venimos era un carrito chiquito y el señor solito, ahora ya tiene gente ayudándole a trabajar”, dijo Kenya Baeza, quien compra quesadillas.
"He estado establecido aquí en este lugar con las quesadillas por 20 años, y tengo mi clientela. En ese tiempo se me hizo ponerle de nombre a las quesadillas ‘las correteadas’, porque llegaba la policía y me quitaban todo mi puesto”, señaló Armando González, dueño del negocio.
Ahora anda de prisa, pero porque aparte de estos puestos monitorea cuatro camiones de comida y un restaurante que está por abrir en la misma área, entre las calles Los Ángeles y la Wintson, y algo único es que todos los negocios pertenecen a miembros de su familia.
"Trabajan desde hermanos hasta nietos. Eso ya viene en la sangre de uno", comentó Gloria González, hija de Armando.
Y todo, según ellos, es porque tienen el mejor ejemplo a seguir. "Como vieron que andaba yo así vendiendo, les gustó andar de vendedores ambulantes y aquí los traigo", dijo Ninfa Bello, quien comenzó los negocios.
Doña Ninfa tiene más de 85 años y no piensa dejar de acompañar a sus hijos. "La verdad, yo no me hallo a estar en mi casa, ya estoy impuesta así, solamente que me llegara a enfermar estaría yo sentada en mi casa”, agregó Ninfa.
Local
La nueva generación ya muestra seguir con el negocio. Joshua Espinoza quiere un negocio de aguas frescas de horchata, jamaica y limón con chía.
"Estoy muy orgullosa de mis hijos, de mis nietos, de mis yernos, porque a todos nos gusta el negocio", dijo Sonia Peláez de González, esposa de Armando.
Según la familia, el secreto del éxito para algunos de ellos es levantarse a las 4 a.m. para preparar los guisados y salsas, para otros es la buena sazón de la comida.