La dominicana Ana Julia Quezada, autora confesa de la muerte de un niño de 8 años, hijo de quien era su pareja en España, brindó expeluznantes detalles de cómo asesinó con sus propias manos al pequeño Gabriel Cruz un día en febrero del 2018.
Quezada confesó haber matado al niño Gabriel Cruz en febrero de 2018, un caso que impactó a la sociedad española y la mantuvo en vilo durante los doce días que duró la búsqueda del menor.
El lunes fue el primer día del juicio en su contra, donde brindó su estremecedor testimonio.
Quezada afirmó que vio al menor dirigirse a ella con un hacha en la mano y que le dijo que era "fea", que no quería que estuviera con su padre y que se fuese a su país.
"Le dije, te vas a hacer daño, deja el hacha. Me dijo: Tú a mí no me mandas, que no eres mi madre, que tienes la nariz fea, que no quiero que estés con mi padre, que quiero que te vayas a tu país", manifestó Quezada en su declaración.
"Simplemente le tapé la boca, no quería hacerle daño al niño, quería que se callara", le puso la "mano derecha en la boca y en la nariz, no recuerdo en la nuca o dónde", afirmando que estaba "muy nerviosa".
Ana Julia Quezada dijo que cuando dejó al menor en el suelo, "el niño ya no respiraba". Ha dicho no recordar si ejerció una fuerza "desproporcionada" o si se echó encima de él: "Le tapé la boca y la nariz con la mano, de lo demás no me acuerdo, cuando lo dejé, ya no respiraba".
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"Utilicé las dos manos, la derecha seguro en su boca, la izquierda no lo sé, en la nuca, en la frente, fueron momentos muy rápidos, estaba muy nerviosa", ha dicho la acusada por delitos de asesinato y lesiones psíquicas a los padres del menor.
Reiteró que se dio cuenta de que no respiraba cuando lo soltó porque le puso la mano en el pecho y que entonces se quedó "bloqueada".
"Me quedé un rato y luego me fui a fumar como una loca, salía, entraba, salía, entraba y no sabía lo que hacía". Entonces vio una "pala y decidió hacer un agujero".
Quezada, en prisión preventiva desde su detención, el 11 de marzo de 2018, se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable, contemplada para asesinatos especialmente graves, y supone el cumplimiento íntegro de entre 25 y 35 años de cárcel dependiendo del delito.
Además, el Ministerio Fiscal pide diez años más de cárcel por sendos delitos de lesiones psíquicas a los padres del menor y más de un millón de dólares por reparación del daño moral a la familia, así como los gastos generados por la búsqueda,
En su acusación, el ministerio fiscal señala que el asesinato se produjo el mismo día de la desaparición del niño, el 27 de febrero del año pasado, por "asfixia mecánica" y que para ello, "utilizó una fuerza desproporcionada con respecto a la del menor".
Pese a que mató al pequeño el mismo día en que desapareció, mantuvo silencio y participó en la búsqueda del menor que las autoridades emprendieron y que se prolongó durante doce días de angustia para su familia.
Fue detenida el 11 de marzo de 2018 en una localidad de Almería con el cadáver del niño en el maletero de su coche.
Ana Julia Quezada llegó a España en 1995 y se instaló en Burgos, al norte de España, junto a una hija. Posteriormente se casó y tuvo otra niña.
La mayor de ellas falleció en 1996 al caer desde una ventana de una vivienda de Burgos a un patio interior, un caso que se cerró como una muerte accidental.
Años más tarde se mudó al sur donde conoció al padre de Gabriel.
La acusada llegó el lunes sin incidentes a la Audiencia Provincial de Almería, provincia donde ocurrieron los hechos, donde se somete a un juicio con jurado, en una vista que se prolongará hasta el próximo día 18, que los nueve miembros (siete mujeres y dos hombres) emitan su veredicto.