Salzburgo, Austria.- Un parque de Salzburgo, en plenos Alpes austríacos, es actualmente el escenario de la carrera más larga del mundo para corredores de fondo: unas 3,100 millas en apenas 52 días, es decir, más de dos maratones cada día.
Desde el pasado 13 de septiembre cinco atletas participan en este particular reto, llamado "Carrera de Trascendencia Personal de Sri Chinmoy", la carrera certificada más larga que existe.
Tras 23 ediciones en Nueva York, la carrera se celebra este año en el parque "Glanspitz" de Salzburgo, conocida en todo el mundo como la ciudad natal del compositor Wolfgang Amadeus Mozart. Los corredores arrancan cada día a primera hora de la mañana, apenas paran, sólo muy de vez en cuando, para ir al baño o descansar unos minutos.
TRASFONDO ESPIRITUAL
El fundador de esta particular carrera, el guía espiritual y maestro de la meditación indio-estadounidense Sri Chinmoy (1931-2007), quería ofrecer a sus discípulos un reto de superación personal que les obligara a ir más allá de lo que se considera posible para el cuerpo humano.
Las cifras son de vértigo: los participantes deben correr 3,100 millas, es decir, 4,988 kilómetros, en no más de 52 días, dando vueltas y vueltas al mismo circuito, que se abre a las 6 de la mañana y se cierra a la medianoche. En días alternos pueden cambiar el sentido de la marcha.
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Muchos de los que corren, como es el caso de los cinco participantes de este año, son también discípulos de la escuela de meditación de Chinmoy.
Los atletas ven la prueba como "la culminación de su viaje espiritual personal", cuenta a Efe Smarana Puntigam, miembro del "Equipo de Maratón Sri Chinmoy" y director adjunto de la carrera.
Por eso sorprende que, una vez la completan, la mayoría repitan el intento. El propio Puntigam la ha corrido diez veces, aunque aclara que solo ha conseguido concluir dos de ellas.
"Es como vivir una vida entera", señala el atleta. "La cantidad de emociones que vives y el esfuerzo físico que supone... Cuando terminas, todos tus problemas parecen más pequeños, y sientes que eres otra persona", añade.
DE NUEVA YORK A SALZBURGO
Desde el comienzo de la carrera hace 17 días, los cinco corredores han superado ya 35 maratones, dando vueltas y vueltas al mismo parque público de Salzburgo.
De transcurrir la carrera como hasta ahora, los atletas completarían las cerca de 3,100 millas oficiales a principios de noviembre. Quien termine el desafío puede seguir corriendo unos días más hasta redondear esos 5,000 kilómetros (3,106 millas)
Aunque normalmente se celebra en verano, en el barrio del distrito de Queens (Nueva York) donde vivía Chinmoy, la pandemia de COVID-19 obligó a cancelarla y los organizadores tuvieron que buscar alternativas. Priyvadin Reisecker, que se ha encargado de trasladar el evento a Salzburgo, explica que fueron los propios corredores los que insistieron en celebrar la prueba.
"Ellos dijeron que iban a correr de todas formas, así que tuvimos que buscar la manera de estar presentes", asegura el organizador. Se eligió la ciudad de Salzburgo porque fue el primer lugar donde consiguieron un equipo de voluntarios dispuestos a asumir la labor de gestionar un evento que dura casi dos meses.
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LOS VOLUNTARIOS SON CLAVE
De hecho, sin los voluntarios, esta particular carrera no funcionaría, o por lo menos sería muchísimo más dura todavía para los corredores. Ellos son los que se encargan de preparar las comidas, organizar los horarios de los atletas, apuntar la distancia que llevan recorrida, atender sus heridas y darles apoyo moral.
A veces, incluso, les acompañan corriendo durante algunas vueltas para darles conversación. Sadanand Magee es uno de los voluntarios que se encarga de dar apoyo a los corredores.
Ha venido desde Irlanda acompañando a su hermano, Nirbhasa Magee, que compite en la carrera. Su admiración por los atletas, como la del resto del equipo, es total. "La gente lo compara con subir al Everest, pero comparado con esto, el Everest está chupado", asegura el irlandés en declaraciones a Efe.
"Miles de personas llegan a la cima y se forman colas para hacerse una foto. En 24 años de esta carrera, apenas han llegado a completarla 50 personas", destaca.
UN ITALIANO AL FRENTE
El italiano Andrea Marcato lidera el grupo en estos momentos. Todos coinciden en destacar el impresionante despliegue de fuerza y competitividad de este corredor, que además se enfrenta a esta prueba por primera vez.
Le siguen Magee, con tres carreras en su palmarés, el austríaco Ushika Muckenhumer, que ha terminado una, el eslovaco Ananda-Lahari Zuscin, con seis carreras, y por último el checo Milan Javornicky, que enfrenta este reto por primera vez.
Todos han tenido que cogerse unas vacaciones de sus respectivos trabajos -en la mayoría no remuneradas- para poder competir en Salzburgo.
SIN ATADURAS
A pesar de tratarse de una de las pruebas más duras del mundo, esta carrera apenas tiene seguimiento internacional, y es, en general, muy poco conocida.
Según explica Vitin Lerken, un estadounidense que lleva organizando el evento desde que Sri Chinmoy lo fundó en los años 90, parte del desconocimiento se debe, seguramente, a lo poco espectacular que resulta ver cómo se desarrolla.
Los corredores van despacio, y muchas veces intercalan tramos andando con otros de marcha más viva. Los voluntarios les preparan pequeños bocados de comida muy rica en calorías que ellos consumen en movimiento.
Algunos hablan por teléfono mientras andan y, en general, se mimetizan casi perfectamente con el resto de gente que solo pasea por el parque.
Además, el equipo se ha mantenido siempre alejado de grandes patrocinadores, porque quieren tener un "control absoluto" en la organización de la carrera.
Según Lerken, esto casa perfectamente con el espíritu de la prueba: "no compiten contra los demás, sino contra ellos mismos. Buscan superarse".