Una mujer oaxaqueña residente en el condado de Ventura comparte su amor por la artesanía mexicana.
Catalina Almazán crea un jardín cultural con flores hechas con un material muy especial: las hojas de maíz con que se elaboran los tamales.
Las flores son hechas a mano y su meta es inspirar a futuras generaciones para que esta tradición no quede en el olvido.
Mes de la Herencia Hispana
“Les entrego mi amor, mi cariño y esa pasión por los colores”, dice Almazán, a quien los colores le recuerdan su querido Oaxaca y en especial la región mixteca, donde las hojas de maíz son parte de la cultura.
Aprendió de otros artesanos mexicanos a través del internet y ahora usa esas hojas de maíz para hacer ramos.
Comenzó a elaborarlas durante la pandemia y, desde entonces, ha compartido las técnicas con amigas y estudiantes. Por segundo año consecutivo le enseñará a los niños que participarán en la conferencia “Oye” para jóvenes indígenas.
“Que mejor [que] hacerlas en arte y tenerlas ahí y no estar tiradas”, dice Almazán.
La artesana cuenta que le toma unas dos semanas tenerlas listas. El método exige remojar las hojas, teñirlas, dejarlas secar y plancharlas antes de recortarlas y comenzar a elaborar la flor.
Cada flor le trae una alegría inmensa pero la satisfacción es aún mayor cuando piensa en su meta: un futuro en que la cultura no sea olvidada
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“Yo lo hago para rescatar ese tesoro perdido, la verdad y mantenerlos presente y practicando en nuestra generación”, cuenta la artesana.
Esta tradición permitió a Almazán obtener una beca para pequeños empresarios en el condado de Ventura que le permite vender sus creaciones en los mercados de pulga de la región.
“[Estoy] muy orgullosa de quien soy, de donde soy, de donde vengo”, dice Almanza. [Me siento] 100% muy orgullosa de ser una mujer oaxaqueña y empresaria aquí, en los Estados Unidos”.