WASHINGTON DC — Han entrevistado a más de 300 testigos, recolectado decenas de miles de documentos y viajado por todo el país para hablar con funcionarios electorales que fueron presionados por Donald Trump.
Ahora, después de seis meses de intenso trabajo, la comisión de la Cámara de Representantes que investiga la insurrección del 6 de enero en el Capitolio se prepara para dar a conocer sus hallazgos.
En los próximos meses, los integrantes del panel comenzarán a revelar sus hallazgos en el trasfondo de las persistentes labores del expresidente y sus aliados por encubrir los disturbios y rechazar las insinuaciones de que el mandatario ayudó a instigarlos. La comisión también enfrenta la carga de intentar persuadir al público estadounidense de que sus conclusiones son creíbles y se fundamentan en hechos.
Pero los nueve legisladores, siete demócratas y dos republicanos, comparten el compromiso de contar toda la historia del 6 de enero, y planean audiencias televisadas y reportes que sacarán a la luz sus hallazgos.
Su objetivo no es sólo mostrar la severidad de la revuelta, sino también establecer una clara conexión entre el ataque y la descara presión de Trump sobre los estados y el Congreso por revertir la elección legítima de Joe Biden como presidente.
“El panorama completo saldrá a la luz, a pesar de las labores actuales del presidente Trump por ocultarlo”, dijo la representante por Wyoming Liz Cheney, la vicepresidenta de la comisión y una de dos integrantes republicanas.
“No creo que exista una sola área de toda esta historia de la cual no nos estemos enterando de nuevas cosas”, comentó.
Si bien los hechos fundamentales del 6 de enero son conocidos, la comisión asegura que la extraordinaria cantidad de material que han recolectado, 35.000 páginas de documentos a la fecha, incluyendo mensajes de texto, correos electrónicos y registros telefónicos de personas allegadas a Trump, arrojan detalles críticos sobre el peor ataque al Capitolio en dos siglos, uno que se transmitió en vivo por televisión.
Esperan llenar los espacios vacíos sobre los preparativos de cara al ataque, el financiamiento de la marcha previa y la enorme campaña de la Casa Blanca por revertir la elección de 2020. También investigan lo que Trump hacía en el momento en que sus simpatizantes se abrían paso hacia el Capitolio.
La rendición de cuentas podría ser complicada. Las investigaciones del Congreso no son causas penales y los legisladores no pueden impartir sanciones. Incluso mientras la comisión realiza sus labores, Trump y sus aliados siguen promoviendo mentiras de un fraude electoral y trabajan para asignar en todos los niveles de gobiernos estatales y locales a funcionarios que compartan esa misma idea.
“Creo que el desafío que enfrentamos es que los ataques contra nuestra democracia continúan, no finalizaron el 6 de enero”, dijo otro integrante del panel, Adam Schiff, demócrata por California y presidente de la Comisión de Inteligencia de la cámara baja.
De cualquier forma esperan presentarle al público un exhaustivo recuento que capte lo que pudo ser una “crisis constitucional mucho más grave y profunda”, según Cheney.
“Creo que esta es una de las mayores investigaciones del Congreso en la historia”, puntualizó.