La incursión de Hamas en Israel llegó bajo una lluvia de cohetes y decenas de militantes aterrizando en planeadores. Un concierto en el sur del país fue la primera parada de las mortíferas armas, las autoridades de Israel dicen que allí mataron a 260 personas.
El secuestro de rehenes era parte del plan inicial, personas que han sido separadas en varias partes de la región, por lo que dar con ellas sería difícil o casi imposible.
Pero eso no ha detenido a Israel que ha bombaredeado a casi 500 objetivos en Gaza. Túneles y edificios aparentemente vinculados al grupo terrorista no han quedado reducido a cenizas y ello se constatan víctimas civiles.
El ataque de Hamas como una movida geopolítica contra un acuerdo de seguridad que EEUU intentaba firmar entre Arabia Saudita e Israel.
Ese acuerdo, estabilizaría aún más la relación entre Israel y el mundo árabe, incluiría, quizá en la conversación, las demandas de los palestinos de un estado independiente, pero atentaría contra la hegemonia del régimen de Irán en la region.
Precisamente el gobernante de ese país felicitó al grupo Hamás y caracterizó su sangriento ataque como una “manifestación de resistencia”.
La franja de Gaza, es una de las zonas más densamente pobladas del planeta: unos millones de personas en 25 millas de largo y 7 de ancho por lo que las operaciones militares siempre implican un altísimo daño colateral.
Un conflicto volátil que Israel y sus aliados esperan contener con la movilización de un portaviones estadounidense y varios buques de guerra.