SALT LAKE CITY, Utah - Una mujer que perdió la audición desde pequeña, hoy maneja una compañía de construcción y atiende a su familia.
Adela Mancera Lorenzo, originaria de Jalisco, México, pensaba que viviría una vida normal.
Aparte de ser mamá, Adela tiene su propio negocio de construcción. Ella es sorda, por lo cual conseguir oportunidades a lo largo de la vida se le ha dificultado un poco. Pero ella misma se ha podido labrar su propio camino.
“Era raro, sabes. Yo no sabía que no escuchaba. Yo estaba acostumbrada a un mundo de silencio. Ni siquiera sabía que había sonido”, dijo Mancera.
No fue hasta que una maestra en la escuela se quejó de ella, que se enteró que era sorda.
“Mi maestra comentaba que le molestaba y le daba un poco de temor mi mirada porque siempre la seguía para todos lados. Allí fue cuando nos dimos cuenta de que era porque yo no escuchaba”, indicó.
A los 8 años, Adela recibió su primer aparato auditivo, que cambiaría su realidad. “De repente me lo pongo y empiezo a escuchar el viento, chiflidos, cosas que nunca había escuchado en mis pequeños 8 años de vida”, narró.
EEUU
“Me di cuenta de que yo no hablaba bien, y los niños me hacían 'bullying', pero yo no sabía porque no los escuchaba. Entonces nunca me afectó”, recordó entre risas.
Durante sus años de escuela, Mancera cuenta que se enfrentó a acoso por parte de algunos compañeros e incluso maestros. Le tocaba trabajar el doble para demostrar sus habilidades.
“Una persona miembro de la Iglesia fue a México de vacaciones y me comentó que si quería venirme para acá a estudiar inglés. Él iba a ser mi patrocinador. Me emocioné bastante y le dije que sí”, expresó.
A los 19 años, Mancera se mudó a Utah para cursar la universidad en BYU, donde, por medio de amigos, encontró una capilla donde se reunía la comunidad sorda.
Después de graduarse con un título en administración de construcciones, durante la pandemia, la dejaron ir de su primer trabajo. Al solicitar a otros empleos se dio cuenta que muy seguido le cerraban las puertas. Ella decidió no quedarse con las manos cruzadas.
“Me enfadé. Dije: 'Yo voy a hacer mi propio trabajo'. Porque nadie me quería contratar. Aplicaba a todos lados y nomás no. Entonces saqué mi licencia, fui, tomé las clases, pasé el examen y saqué mi licencia de contratista general”, indicó. “Estoy contenta de que he podido hacer algo por mí misma. Crear mis propios trabajos. Crear mis propias oportunidades, buscar mis propias puertas que abrir. Estoy contenta con lo que estoy haciendo”, concluyó la mexicana.