Las fronteras pueden separar naciones, pero no siempre a quienes buscan casarse.
Las fronteras pueden separar naciones, pero no siempre a quienes buscan casarse.
En los puentes internacionales que dividen México y Estados Unidos, las bodas binacionales se han convertido en una alternativa para parejas en las que uno de los cónyuges no posee documentos para ingresar legalmente al país.
Sin embargo, detrás de muchas de estas uniones, hay una intención más allá del amor: agilizar los procesos migratorios.
A diario, miles de personas cruzan los puentes internacionales, pero algunas lo hacen para dar el “sí” a mitad de la frontera.
La ministra Teresa Domínguez explicó que este tipo de matrimonios se llevan a cabo con la intervención de notarios públicos, quienes se acercan lo más posible a la mitad del puente para formalizar la unión. “Se adquiere la licencia de matrimonio, hacemos la cita, acudimos al puente y ahí se lleva a cabo la ceremonia, como cuando estamos en un tribunal o el registro civil”, detalló Domínguez.
Aunque casarse en cualquier país es legal, muchas parejas eligen esta opción para facilitar su camino hacia la residencia permanente en Estados Unidos. “Nos ahorramos el apostillamiento y la traducción del documento, lo que acelera el proceso al momento de solicitar la petición I-130”, explicó Domínguez. Además, señaló que la incertidumbre sobre las políticas migratorias ha llevado a muchas personas a casarse apresuradamente.
“Ahora es ‘me quiero casar porque no sé si mañana esto ya no sea posible y puedan separarme de mi familia o mis hijos’”, agregó.
Durante la pandemia, entre un 30 % y 40 % de las parejas que se casaban en la frontera eran extranjeras. Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente. “Actualmente, al menos un 90 % de quienes contraen matrimonio en los puentes internacionales son originarios de países como Guatemala, Venezuela y otros de América Latina”, indicó Domínguez.
El reciente endurecimiento de las políticas migratorias y la suspensión de ciertos procesos de asilo han incrementado la desesperación de muchas personas, al punto de considerar un matrimonio por conveniencia. “Incluso hay quienes ya están buscando a alguien para casarse, pero sin amor”, adviertó.
No obstante, estos matrimonios pueden traer consecuencias graves si se demuestra que son fraudulentos. “Para comprobar una relación real, se requieren pruebas palpables: evidencia fotográfica, cuentas económicas compartidas, viajes juntos o hijos en común. Casarse no garantiza la aprobación de la petición migratoria”, explicó la ministra.
El abogado de inmigración Jeremy Anderson adviertó que las sanciones pueden ser permanentes. “Si determinan que es un fraude, es posible que al solicitante le prohíban pedir cualquier beneficio migratorio de por vida. Lo mejor es evitar las mentiras y el fraude”, enfatizó.
A medida que las regulaciones migratorias cambian, las bodas binacionales continúan siendo una alternativa para muchas parejas. Sin embargo, más allá del amor, quienes optan por esta vía deben considerar los riesgos legales de tratar de convertir el matrimonio en un atajo migratorio.