Una madre hondureña que hace poco más de una semana cruzó la frontera con su hijo con discapacidad en sus brazos, dice estar llena de emociones mientras lucha por un mejor futuro para su familia.
María Toribia y su hijo Blas Antonio de 14 años, han emprendido un nuevo camino en su vida al lograr reunirse con su familia en al área de Chicago, luego de que tras varios años finalmente se le permitió el paso a los Estados Unidos en la frontera con Tijuana.
María confesó que cuando entró al país cargando a su hijo, quien padece de hidrocefalia, por momentos sintió que perdía todas sus fuerzas.
“Perdí la fuerza porque me encontraba yo desesperada con mi hijo, ya no podía con él y luego se puso inquieto y yo decía Dios mío es hambre que tiene y ¿qué le doy? porque no lleve nada”, narra Toribia.
El sábado finalmente María llegó a Chicago y se reencontró con su hija Clementina con quien ahora vive en el suburbio de Elgin, hasta que encuentren un nuevo hogar.
“Mi hija me ha dado este cuartito, y estamos bien aquí, su hija duerme en su cama, su hijo duerme en la otra y yo con mis dos hijos, pues estamos un poquito incómodos”.
Inmigración
La madre de 54 años tuvo que vivir toda una odisea para llegar hasta donde se encuentra hoy día y todo en busca de una mejor calidad de vida para su hijo.
Primero salió de su país natal Honduras, luego vivió por tres años en México como refugiada en un campamento para migrantes, hasta que su caso fue escuchado por autoridades de inmigración.
De su experiencia y sabiduría, María ahora solo le envía un mensaje a otras madres que se encuentran en su misma situación.
“Mi mensaje es que esperen con paciencia, cuando uno se agarra de la mano de Dios y le pide a Dios todo, o lo pone en manos de él, pues hoy si estoy convencida que todo sale bien”
Ya en Chicago, María dice que buscará ayuda médica para su hijo Blas Antonio y espera que con la ayuda de terapias y buena alimentación su condición mejore.
La imagen de María cargando a su hijo de 14 años mientras cruzaba la frontera ya se ha vuelto viral. Para la familia representa la esperanza al acceso a cuidado médico que no han podido darle en su natal Honduras.