La familia Arencivia ha celebrado la Navidad por más de 25 años con una tradición muy particular en su hogar de Azusa: un pesebre que asemeja a un pueblo en miniatura.
Yolanda Arencivia se ha encargado de que esta tradición sea todo un acontecimiento para toda la familia. La elaboración de este pesebre toma semanas de trabajo que la madre realiza en compañía de sus hijos.
De acuerdo con Arencivia, el nacimiento es lo primero que colocan, el desierto y, por último, las casas y figuras que asemejan a un pueblo.
Arencivia es originaria de Cuba, país en donde nunca había celebrado la Navidad. Cuando llegó a Estados Unidos, a los 12 años, vio por primera vez un árbol de Navidad. Allí nació su amor por la magia de la época.
“Siempre decía, ‘me gustaría hacer un nacimiento que fuera grande. Algo distinto. Algo diferente”, cuenta Yolanda Arencibia.
En la elaboración del pesebre participan los hijos de Arencivia, quienes aseguran que el trabajo les trae lindos recuerdos.
“Me trae orgullo, memorias de mi papá, de mi familia, todos juntos poniéndolo, año tras año. Algo nuevo, algo diferente”, dice Alejandro Arencivia, hijo de Yolanda. “Lo que más me emociona es cuando voy con mi mamá a buscar las casas nuevas a las tiendas”.
Son cientos de casas, luces, que reflejan diferentes lugares, ya sea de Los Ángeles u otras partes del mundo. Estos materiales los ha ido adquiriendo con el pasar de los años.
“Comenzamos comprando casitas y figuras hasta llevarlo hasta donde está ahora”, destaca Yolanda Arencivia.
Arencivia señala que el tamaño del pesebre no ha llegado a su punto máximo. Su sueño es que siga creciendo y lograr que las nuevas generaciones de su familia mantengan mantengan esta bella tradición.
El esfuerzo de la familia Arencivia los ha llevado a obtener, en dos ocasiones, el premio a la mejor decoración.