El cáncer pancreático es una enfermedad que, de acuerdo con estadísticas, una vez que se diagnostica ofrece poco tiempo de vida a las personas.
Para Lupe Romero, el diagnóstico fue devastador
“Fue algo terrible para mi familia. Mi esposo explicó que sintió como que todo el mundo se le cayó encima”, cuenta Romero. “Me dieron en ese tiempo 3 a 6 meses de vida”.
Eso fue hace seis años y la sometieron a una operación para remover tejidos afectados. Sin embargo, el cáncer volvió en 2014, el mismo año que perdió a su esposo.
Pero nunca se dio por vencida y decidió unirse a un grupo de pacientes diagnosticados con este mal que se reúnen anualmente para desafiar tanto a la enfermedad como al tiempo.
El grupo comparte un amor por la vida que solo los sobrevivientes comprenden. Y lo demuestran viviendo cada segundo intensamente y saltando en paracaídas.
Este evento anual les toma aproximadamente cinco minutos, tiempo que utilizan para reflexionar. Especialmente para Romero, a quien le aparecieron una nueva mancha en el hígado y otra en el páncreas.
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“Yo siento que este cáncer de páncreas puede hacer lo que quiera con mi cuerpo pero nunca va a tentar mi espíritu mi corazón, mi fe”, dice Romero. “Nunca va a cambiar quien soy yo”.
