El fallecido Fernando Valenzuela pudo haber hecho una de sus últimas apariciones públicas en una tienda de recuerdos deportivos en Van Nuys, dejando a los fanáticos y gerentes de la tienda recuerdos para toda la vida de su poder estelar y su naturaleza humilde.
El lanzador estrella de los Dodgers, que murió el fin de semana pasado, pasó más de dos horas en Cardboard Legends, platicando con los fanáticos, firmando autógrafos y apareciendo en fotos.
La cuenta de Instagram de la tienda presenta videos y fotografías del evento, que se llevó a cabo en agosto de 2024.
“Habíamos estado tratando de conseguirlo durante cinco años”, dijo el propietario Mike Sablow. “No hizo muchas firmas públicas”.
Valenzuela, que lucía un poco más delgado de lo que Sablow recordaba y parecía cansado, firmó pacientemente camisetas, pelotas oficiales de la Serie Mundial de 1981 y fotografías, incluso posando para fotos con miembros de la familia de Sablow y su personal.
“Pudieron pasar el rato, tomarse fotos y conocerse y saludarse. Fue genial”, dijo Sablow.
Nadie podría haber sabido que la superestrella de los Dodgers, idolatrada por millones, se iría en tres meses.
El gerente de la tienda, Adrián Flores, pasó la mayor parte del tiempo con Valenzuela, famoso por su voz suave, y conversó con él en su español nativo.
Flores dijo que, en todos sus tratos con el ganador del Cy Young, rara vez hablaba de su propia carrera y logros, o incluso de los Dodgers.
En cambio, prefería hablar de sus fanáticos, a quienes apreciaba.
“Siempre decía: ‘¿Hay mucha línea?’ – es decir, “¿Había una larga fila?”, dijo Flores.
Agregó que Valenzuela fue un “rayo de luz” para los latinos de su generación, mostrándoles con su Fernandomanía en los años 80 y 90 que “vaya, nosotros también podíamos hacer eso. Fue increíble”.
Sablow dijo que los fanáticos que compraron artículos de colección firmados ese día han visto enormes ganancias en sus inversiones después de la prematura muerte de Valenzuela. Las pelotas de béisbol, que se vendían a $200 cada una con una firma, ahora se venden al por menor a “entre $500 y $1,000”.
Pero él cree que un verdadero fanático elegiría no vender, ahora que Valenzuela ya no está.
¿Y los recuerdos que recopilaron mientras interactuaban con él esa mañana? No tienen precio.