El primero de tres días de servicios fúnebres en honor al obispo auxiliar David O‘Connell comienza el miércoles con un servicio especial en Hacienda Heights.
Esto ocurre a casi dos semanas después de su asesinato y del arresto del sospechoso.
Se espera que una multitud llegue a los servicios del O’Connell, ya que impactó positivamente la vida de muchas personas. Una de esas vidas fue la de Kaithlyn Luna, una inmigrante a quien el obispo David le cambió la vida.
“Era un hombre con un gran corazón. Le gustaba ayudar. Creo que era una de las cosas principales de su vida, siendo sacerdote, ayudando a las personas, ayudándolas sin nada a cambio”, dijo Luna, quien dijo que su vida cambió gracias al obispo auxiliar David O’Connell.
Así habló Luna del obispo auxiliar David O’Connell con unos ojos que reflejan la tristeza en su corazón por la muerte de un hombre que le cambió la vida y la ayudó sin ni siquiera conocerla.
“Lo conocí cuando recién llegué a este país. Mi abogada de inmigración tenía una relación bastante cercana con él, y así lo conocí”, contó Luna.
Luna llegó sola de nicaragua sin la compañía de sus padres a los 13 años de edad y soñaba con estar en una escuela católica como en su país natal.
“Y ella me dijo, ¿sabes qué? Yo puedo ayudarte por medio de alguien y ese alguien era el padre David y fue inmediato. El mismo día que ella me ofreció a ir a esa escuela, ese mismo día el padre movió e hizo posible que ese día me dieran una entrevista con la directora de la escuela. Fue muy rápido, y ese mismo día me matricularon y todo”, dijo Luna.
En ese entonces, el padre O’Connell no solo le facilitó la admisión a la escuela, también le ayudó a pagar la matrícula.
“Sí, porque quería. Le gustaba servir, servir a las personas tanto como servir a Dios, y creo que era su manera de vivir”, dijo.
Por eso para ella es inconcebible lo que le pasó al obispo auxiliar, y no puede entender cómo alguien pudo haber apagado la vida de un hombre tan bondadoso, generoso y lleno de fe.
“Obviamente, fue una noticia terrible que te deja obviamente helada”, dijo Luna.
Ella hoy invita a los católicos no solo a orar por el alma del obispo auxiliar, sino por todos los involucrados.
“Y obviamente también por la persona que lo hizo, porque estoy segura de que el padre eso es lo que hubiese hecho. Creo que no había espacio en su corazón para un rencor, no importa lo que pasara, jamás iba a haber rencor”.
Gracias a la ayuda del obispo Dave, como le llamaban, Kaithlyn hoy estudia criminología en la Universidad de La Verne y sueña con ser policía porque del obispo auxiliar aprendió que una vida que se vive por y para los demás es una vida que vale la pena ser vivida.