María Suárez llegó desde México a los 15 años, contratada como empleada doméstica. Sin embargo, al llegar a este país se dio cuenta que esa promesa de trabajo no era real.
La joven fue vendida como esclava sexual, por 200 dólares. Su “comprador” fue Anselmo Covarrubias, quien durante seis años abusó de ella.
“Nunca por aquí me cruzó que esto me pasaría, no sabía que existía el tráfico humano” señala María.
Después de abusar por primera vez de ella, Covarrubias la amenazó con hacerle daño a su familia si ella lo denunciaba. Sin embargo, no dejó de tener esperanzas de salir de esa situación.
“Aunque era difícil, yo no me dejaba morir. Yo seguía luchando”, cuenta la mujer.
Pero las cosas empeoraron. Un vecino asesinó a Covarrubias pero culpo a María del crimen. La joven fue arrestada y condenada a 25 años de cárcel bajo el cargo de asesinato en primer grado.
Aunque estuvo encarcelada por un crimen que no cometió por casi 23 años, María no se rindió sino que decidió luchar por su caso desde su propia celda. Como resultado, logró obtener libertad condicional otorgada por el entonces gobernador Arnold Schwarzenegger.
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“Salí de ahí hablando inglés, podía enfrentar el mundo y poder decir ‘ahora yo puedo ser yo’”, dice María.
María también logró obtener la primera visa concedida a las víctimas de tráfico humano con la ayuda de activistas que lucharon para defenderla.
Actualmente, María Suárez se dedica a educar sobre el tráfico humano y la prevención de este delito a través de una organización que fundó. También comparte su historia para crear conciencia sobre la pesadilla que afecta diariamente a las víctimas de tráfico humano.
“Para que las criaturas no caigan en eso. Porque es doloroso, es triste marcar la vida de una niña, destrozarles sus sueños”, señala María.