La ciudad de Long Beach envió una carta a Metro pidiéndole que ponga fin a una práctica que obliga a muchos pasajeros sin hogar a salir de sus trenes al finalizar el trayecto de la línea azul. Algunos concejales creen que esta política ha casi duplicado el número de desamparados en las calles.
Los concejales argumentan que no tienen la capacidad para albergar a los desamparados que llegan por este método de transporte.
Cada noche los trenes de la línea azul de Metro tienen su última parada en el centro de Long Beach y la policía obliga a todos pasajeros a bajarse, entre ellos muchos desamparados.
“Se bajan y se quedan allí en la parada del Metro”, cuenta Aurelia López, usuaria del transporte público.
La concejal de Long Beach, Suzie Price votó el martes a favor de que el Concejo Municipal enviara una carta a Metro, la cual pide evaluar el fin de esta política que obliga a muchos desamparados a deambular por las calles de la ciudad. Además, sugiere que personal dedicado a brindar refugio a los indigentes estén presentes en la estación.
“Hay gente que está terminando en Long Beach que no debería o no tenía la intención, pero son forzados a bajarse”, dijo Price.
Funcionarios de Long Beach afirman que la indigencia en esa comunidad se disparó un 62% en los últimos dos años con más de 3,300 desamparados viviendo en las calles, casi la mitad no pertenecen a la ciudad.
“Antes había policías y no se subían mucho los indigentes, hoy sí”, comenta Manuel Molina, usuario del transporte público.
Los problemas de higiene y seguridad están entre las principales preocupaciones de residentes, comerciantes y usuarios del transporte público.
Enrique Herrera alega haber sido atacado por un indigente en el tren.
“Desafortunadamente esta persona me robó; hice un reporte a la policía, pero llegó varios minutos después”, dijo Herrera.
Metro señala que la política de pedirle a los pasajeros que se bajen al final de la estación no es exclusiva de Long Beach y ocurre al final de los últimos cuatro trayectos en la noche, para poder así limpiar los trenes, darles mantenimiento y operar el día siguiente.
Para el jefe del alguacil Alex Villanueva, a cargo de la seguridad en los trenes, el problema va más allá.
“Algo asombroso de 5,700 personas viviendo en los trenes y en las estaciones subterráneas y a la misma vez quisieran quitar la presencia de los agentes de la ley”, dijo.
La supervisora del condado angelino, Janice Hanh a cargo de este distrito asegura que es tiempo de reconsiderar esta política de desembarque. Por su parte, Metro no se ha pronunciado respecto a la petición.