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Movimiento ateísta: una tendencia que crece a nivel mundial

En Estados Unidos, de acuerdo con Centro Pew de Investigación, un 26% de la población define actualmente su identidad religiosa como atea, agnóstica o ninguna en particular.

Telemundo

Estudios indican que cada día hay más ateos en el mundo mientras disminuye consideradablemente el número de cristianos en países como Estados Unidos.

Arlene Guadalupe Ríos creció en una familia católica muy apegada a la religión. Es por ello que su familia no aceptó con agrado su decisión de alejarse de alejarse de su fe. 

"Yo me sentía bien sola y dije, ‘pues, hay otra gente allí, en el mundo que no son creyentes’”, cuenta Ríos, quien se convirtió en atea hace una década.

Ríos es uno de los tantos miles de personas en el mundo que se han unido a las estadísticas de no creyentes en el mundo. En Estados Unidos, de acuerdo con Centro Pew de Investigación, un 26% de la población define actualmente su identidad religiosa como atea, agnóstica o ninguna en particular.

Esa cifra ha aumentado un 9% en comparación con el año 2009.

Tras el rechazo de su familia, Ríos decidió sumarse a la Unión de Latinos Seculares Ateos”, un grupo que promueve la Institución de Ateos del Valle de San Gabriel. Sus miembros se reúnen en el patio de un café una vez al mes para un servicio dominical donde no hay hostias ni comunión. Solo comparte un café y conversaciones de mente abierta.

"Yo no le tengo miedo a Dios yo no creo en Dios tampoco. Tampoco creo en el diablo", destaca Ríos. 

El llamado a estas reuniones se hace a través de portales de Internet y las redes sociales. Algunos de ellos dicen que acuden con temor de que sus familiares se enteren.

"A la mejor tienen miedo de hablar que no creen en la religión o la mejor tienen miedo de decirles a otros que ellos son ateos", dice Graciela Ríos, otra miembro del grupo.

Este grupo asegura que alejarse de la religión los liberó de un enorme peso. Sin embargo, destacan que el no ser creyentes los vuelve vulnerables a prejuicios. Es el precio que tuvo que pagar Ríos, cuya hermana, Graciela, dejó de hablarle por siete meses, pero al final, lograron superar esa diferencia.

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