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Las autoridades están investigando como “sospechosa” la muerte de un obispo católico, quien fue hallado baleado en un hogar en Hacienda Heights.
El obispo auxiliar de Los Ángeles, David G. O’Connell, de 69 años, fue hallado muerto en un cuarto de una residencia en la cuadra 1500 de la avenida Janlu, a eso de las 1 p.m., relató Michael Modica, teniente del Departamento de Alguacil del Condado de Los Ángeles.
Los agentes del alguacil de la industria estaban respondiendo a una llamada de emergencia médica cuando encontraron a O'Connell, quien parecía haber recibido un disparo en la parte superior del torso.
El incidente está siendo investigado como un asesinato.
El arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, emitió un comunicado después de que la Oficina de Información del Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles determinara que se trataba de un homicidio. Decía en parte:
“Nos enteramos temprano esta mañana de la oficina del alguacil del condado de Los Ángeles que determinaron que la muerte del obispo auxiliar David O’Connell ayer fue un homicidio. Estamos profundamente perturbados y entristecidos por esta noticia.
Sigamos orando por el obispo Dave y su familia. Y oremos por los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley mientras continúan con su investigación de este terrible crimen.
Pedimos a Nuestra Santísima Madre María que interceda y sea madre para todos nosotros en este momento de tristeza y dolor”.
Modica dijo que investigadores de homicidio estaban investigando el caso. Añadió que la policía no cree que hay algún riesgo para el público.
O’Connell nació en County Cork, Irlanda, en 1953, y fue nombrado obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Los Ángeles por el Papa Francisco en el 2015, según la arquidiócesis. Sirvió como sacerdote y obispo en el condado Los Ángeles por más de 45 años.
O’Connell era el presidente del Grupo Operativo de Inmigración Interdiocesano del Sur de California, además de ser presidente del Subcomité Para la Campaña de Desarrollo Humano para la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.
“Era un pacificador con un corazón para el pobre y el inmigrante, y tenía una pasión por crear una comunidad en la cual la santidad de cada vida humana fuese honrada y protegida”, dijo el arzobispo de Los Ángeles, José H. Gomez.