Durante la Segunda Guerra Mundial miles de mujeres salieron de sus hogares y entraron a la fuerza laboral para ayudar a Estados Unidos a ganar el conflicto.
Una de ellas es Mary Fierros quien, como muchas latinas, formó parte de una fuerza laboral con una misión importante.
“Ya me dieron un delantal, me puse el delantal y luego me dijeron tienes que ir por la pistola. Dije ‘Ay, Dios mío! La pistola!’ Me dijeron, ‘si’. Le dije yo nunca he tocado una pistola. Me dijeron ‘that’s a riveter machine, Mary!’ Yo no sabía la diferencia”, recuerda Fierros.
Asignación especial
Mary Fierros tiene actualmente 102 años y vive en San Jose (CA).Trabajó para la compañía Douglas Aircraft mientras su esposo estaba en el servicio militar.
“Y luego van a tener que ser dos, tú vas a ser the riveter, tu compañera va a ser the bucker”, cuenta Fierros. “Cuando tu pongas los riveters en las alas de aeroplano, ella tiene que buck the rivets por fuera, hay Dios mío, ta bueno.”
Ellas sabían lo que estaban construyendo, pero tenían que mostrar discreción.
“Me dijeron que no podíamos hablar con nadie. Mi compañera, yo nunca supe su nombre porque no le podía preguntar yo qué raza era”, recuerda Fierros.
“Yo sé que no podía hablar inglés porque cuando necesitaban algo me tenían que hablar a mi para yo poder ‘translate’ lo que le estaban diciendo”
Asignación especial
También participaron latinas que viven en México. Como el caso de Francisca Miranda, quien vivía en Tijuana pero tenía permiso para cruzar la frontera y realizar este trabajo.
“Con 18 años, te aceptaban tú el papel que llenabas y todo. “Muy diferente porque uno no sabía el inglés, y muy diferente cuando uno entra así a trabajar sin saber ‘la idioma’”, cuenta Miranda.
“Y luego nos pusieron una trabajadora en inglés pero pues hablamos más bien el inglés nosotras que la señora”.
A pesar de la barrera del idioma, estas mujeres dejaron una huella imborrable.
Las “Rosies” latinas
Fierros y Miranda fueron dos de las miles de mujeres que dejaron sus hogares para unirse a la causa mientras sus esposos se encontraban lejos, defendiendo el país. El programa es conocido como Rosie the Riveter.
“El gobierno, a través de varias propagandas empezó a decir, ‘Ayuda con la guerra para que los hombres regresen pronto''', destaca Adriana Sneloff, del Rose The Riveter WWII Home Front National Historic Park.
Muchas de las experiencias de Las Rosies han sido documentadas en un mueso dedicado a ellas en Richmond, California
“Cuantas personas de las nuevas generaciones saben de Rosie”, destaca Sneloff.
“Eso es lo que está haciendo este parque nacional aquí, ayudar a contribuir esa historia que hizo increíblemente cambios en la sociedad, abrió las puertas a las mujeres en profesiones. Hizo mucho progreso en las relaciones humanas y raciales”.
Alice Ann Virchis, hija de Francisca Miranda está consciente de que su madre no se dio cuenta de lo importante que fue la mujer mexicana durante esa época.
“Mi mamá no reconoce la importancia que la mujer fue durante la guerra, en participar en lo que ella hizo, en pueblos grandes como en Chicago, Pensilvania”, señala Virchis.
“En todas esas fábricas, en toda la nación, había mujer mexicana trabajando”
Discriminacion a pesar de su labor
No se sabe con exactitud cuantas Rosies latinas hubo en su tiempo. El ambiente racial que se vivía en ese entonces fue un factor que influyó en ese desconocimiento.
“Porque a los mexicanos que tenían la piel más o menos clara se les consideraban blancos”, dice Sneloff. “O sea, que ellos se integraron con la fuerza de muchas formas, pero cuando las personas blancas conocieron que eran mexicanas, si había un poco de hostilidad”.
Fierros fue testigo de esa hostilidad. Recuerda que tenía que sentarse en la parte trasera del bus, junto a las afroamericanas.
“Los veía y dije Dios mío, no más porque soy mexicana no puedo sentarme aquí. Me sentaba y se hacían así [a un lado]. No querían ni tocarme porque era mexicana”, recuerda Fierros.
Las Rosies latinas han pasado a ser una parte importante de la historia de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, forjando un camino de ejemplo para las nuevas generaciones.
Lo que hicieron las mujeres durante esa era fue inolvidable porque, ¿quien iba a hacer los aviones? ¿Quién iba a hacer los jeeps, o los tanques?”, enfatiza Virchis.