Unos pedazos de concreto y barreras llegaron a una sección de la calle Randall de Sun Valley hace poco más de una semana.
Es la solución que se le ocurrió a un grupo de comerciantes para evitar la formación de campamentos de indigentes que por muchos años se instalaron en sus aceras.
A pesar de los esfuerzos de la ciudad de Los Ángeles para mantenerlos alejados y los letreros que impiden ubicarse allí en las noches.
“Venían y limpiaban y se movían y para esta hora ya estaba de nuevo en la tarde”, dijo Antonio Lazo, dueño de uno de los negocios.
Tras la última limpieza realizada por la ciudad el pasado 19 de septiembre, los dueños de negocios buscaron una forma para impedir el regreso de las casas rodantes
Cada negocio puso sus propios obstáculos. Algunos colocaron barreras pesadas mientras que otros dejaron basureros gigantescos que permanecen en una fila por la vía. Lazo instaló grandes cantidades de cemento utilizando maquinaria pesada.
“Son alrededor de unos 60 a 80, como toda la esquina.”, dijo Lazo, refiriéndose a la cantidad de personas sin hogar que instalan sus campamentos allí.
Los campamentos estaban conformados por casas rodantes que ocupaban ambos lados de la calle. Los comerciantes alegan que traían crimen, drogas y grandes cantidades de basura.
“Da un poco de cosa para ellos, a la misma vez hacía falta un poco de limpieza en la calle porque le digo que no se podía pasar”, dijo Lizbeth Lopez, una clienta de los negocios del área.
Algunas empresas tenían dificultades para ingresar y salir de sus propias entradas.
“Nuestros camiones entraban y segudo tenían más cuidado para no golpearlos”, dijo Lazo. “Si a veces se ponían bloqueando el driveway”.
Cada pedazo de concreto pesa aproximadamente entre trescientas y quinientas libras y definitivamente no son fáciles de mover. Los comerciantes dijeron que algunos indigentes trataron de romperlas y como no tuvieron éxito, decidieron irse a otra localidad.