Guadalupe Portillo Rodríguez asegura que está viva por un milagro de la Morenita del Tepeyac.
Cuando su madre estaba a punto de dar a luz, su trabajo de parto se convirtió en una emergencia. Ella le suplicó a la Virgen de Guadalupe para que la salvara a las dos.
“Y le pidió a la virgen, ‘virgencita. déjanos vivir a los dos. Sea lo que sea, hombre o mujer,se va a llamar Guadalupe’”, cuenta Portillo Rodríguez.
Durante el parto, Portillo Rodriguez estuvo a punto de morir. Sin embargo, como ella cuenta, la fe de su madre era más fuerte que el diagnóstico médico.
“El doctor le dijo, ‘hay complicaciones, quizá el baby muera o usted no aguante el parto’”, cuenta la mujer.
Lejos de decidir entre ella o la bebé que llevaba en su vientre, le rogó a la Virgen de Guadalupe que las salvara a las dos.
“Por eso me llamo Guadalupe, por el milagro que le hizo la virgen a mi mamá”, dice Portillo Rodriguez.
Los milagros de la Virgen de Guadalupe comenzaron con su aparición en el cerro del Tepeyac, el 12 de diciembre de 1531.
Actualmente, esos milagros sirven de alimento para los corazones de los fieles como Guadalupe Portillo Rodriguez, que se dedican en cuerpo y alma al servicio de los demás
Virgen de Guadalupe
“Entre al grupo Guadalupano. El grupo Guadalupano paga a los mariachis para las mañanitas”, cuenta Portillo Rodríguez. “Le damos almuerzo a toda la comunidad y luego llegan las posadas y participamos”.
Ella cuenta que su entrega al prójimo es total. Y lo hace en parte como agradecimiento a la valentía de su madre y al milagro de vida que le concedió la Morenita del Tepeyac.
“Por su amor a la virgen y su amor a Dios, estoy yo aquí”, dice.
Y ahora, junto a sus hermanos, recuerdan a su madre. Una persona que a pesar de haber enviudado a los 30 años y quedar sola con 6 hijos, nunca perdió su fe en la Virgen de Guadalupe.
Por el contrario, se la inculcó a todos sus hijos.