CIUDAD DE MÉXICO - Con su batas blancas, sus trajes de protección y uniformes han protestado llevando pancartas y gritando consignas.
"No cumplió, nos utilizó”.
Porque hasta hace unos días estaban en los hospitales, al frente de la batalla contra el COVID-19 y, de un momento a otro, los despidieron.
"Ni siquiera las gracias nos dieron, solamente nos dijeron ya no se presentan a trabajar", relató la enfermera Janet Dorado.
Janet y por lo menos 100 de sus compañeros enfermeros y doctores arriesgaron día y noche sus vidas en el estado de Zacatecas bajo el compromiso de que no los despedirían, cuando la emergencia pasara, pero fue lo contrario.
"Cuando la secretaría nos necesitó nunca rajamos y estuvimos al frente, y ahora pues no nos dan la cara, solamente nos echan", dijo Iván Aguilar, médico despedido.
Y lo mismo está ocurriendo en diversas entidades del país, denuncia este gremio, a pesar de que hace dos meses el presidente Andrés Manuel López Obrador garantizó que todos conservarían su empleo.
"Hay la instrucción que no se despida a trabajadores", aseguró López Obrador el 22 de mayo.
Durante esta pandemia el gobierno mexicano contrato a más de 40,000 médicos y enfermeras para trabajar en los hospitales que fueron habilitados como covid, y que ya han cerrado sus puertas.
"Arriesgamos nuestras vidas por nuestro pueblo mexicano", dijo el médico Miguel Escalante, quien es uno de los muchos afectados en Ciudad de México.
Indicó que durante 12 años ha trabajado en el Seguro Social como empleado eventual, así que al iniciar la pandemia, le prometieron que le darían la base si se arriesgaba. Catorce meses después le responden que no hay plazas disponibles.
"Realmente estamos frustrados, porque dimos la vida por los mexicanos, por la gente y el trato que nos están dando es un trato indignante", subrayó Escalante.
Por supuesto, los pacientes como Francisco Carmona reprobaron lo que están haciendo con quienes los salvaron.
"Ahora no sé porqué les dan la espalda; tienen que quedarse", dice Carmona.
Pero las súplicas no han tenido eco y el personal médico al que un día llenaron de aplausos ahora reza por no quedarse sin su sustento.