SEÚL, Corea del Sur - Lee Yong-Soo, una mujer surcoreana que fue usada como esclava sexual por el ejército imperial japonés durante la Segunda Guerra Mundial, instó este martes a los gobiernos de Tokio y Seúl a remitir los abusos cometidos por Japón en ese periodo a la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
Lee, de 92 años, dijo en una rueda de prensa celebrada en Seúl que realiza la petición después de que Tokio se haya amparado nuevamente en la llamada inmunidad soberana tras el reciente veredicto -- el primero de este tipo -- de una corte surcoreana que dictaminó que Japón debe compensar a una docena de víctimas.
"Japón ha insistido en que el tribunal surcoreano violó la ley internacional (al no considerar la inmunidad soberana a Tokio) y aún está mintiendo a través del profesor de Harvard", dijo Lee en referencia a una reciente y polémica publicación académica de John Mark Ramseyer que niega que las esclavas fueran forzadas a prostituirse.
La corte surcoreana consideró en su veredicto que la inmunidad soberana, doctrina legal que considera impropio que un tribunal extranjero dictamine la confiscación de activos de otro país, no era aplicable al tratarse de un asunto de derechos humanos.
"No estamos pidiendo dinero. Queremos un reconocimiento pleno (de los crímenes) y una disculpa", añadió Lee, que concluyó la rueda de prensa entre lágrimas y sollozos.
El tribunal surcoreano exigió el pasado 8 de enero que el gobierno japonés compense a cada una de las 12 mujeres con unos $91,000, una sentencia que ha erosionado aún más la ya de por sí tirante relación bilateral de ambos vecinos.
"Espero que los dos países puedan resolver este tema de manera permanente en la CIJ y vivir en paz el uno con el otro", añadió Lee, una de las 15 esclavas sexuales surcoreanas registradas que aún viven.
La sentencia de enero es el enésimo episodio en el conflicto entre Seúl y Tokio a cuenta del legado colonial japonés sobre la península coreana, la cual dominó entre 1910 y 1945.
También llega después de que el actual gobierno surcoreano desechara un acuerdo bilateral firmado en 2015 entre Tokio y el anterior gobierno conservador en Seúl para compensar a esclavas sexuales con unos $8 millones, al argumentar que se acordó a espaldas del público y de las afectadas.
Se cree que hasta 200,000 mujeres asiáticas, en su mayoría coreanas y muchas menores de edad, fueron forzadas a trabajar en burdeles del Ejército Imperial nipón antes y durante la Segunda Guerra Mundial.