TAIPÉI, Taiwán — El candidato oficialista Lai Ching-te, del Partido Progresista Democrático (PPD) ganó la elección presidencial en Taiwán el sábado, y así lo reconoció la oposición.
“Le estamos diciendo a la comunidad internacional que, entre democracia y autoritarismo, nos quedamos del lado de la democracia. La República de China - Taiwán continuará caminando al lado de las democracias del mundo”, aseguró Lai en una conferencia de prensa, en la que estuvo acompañado de la vicepresidenta electa, Hsiao Bi-khim.
El electo mandatario subrayó su intención de “mantener la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán”, y se comprometió a actuar conforme al “orden democrático y constitucional” de la isla para mantener el “status quo” actual con China, sobre los principios de “dignidad” y “paridad”.
El líder del PDP, que asumirá el cargo el próximo 20 de mayo, consideró que en los últimos ocho años China “no respondió” a las buenas intenciones de la presidenta saliente, Tsai Ing-wen.
El resultado de la elección presidencial y parlamentaria trazará el rumbo de las relaciones con China durante los próximos cuatro años. Están en juego la paz y la estabilidad del estrecho de 180 kilómetros (110 millas) de ancho que separa China continental de la isla autónoma que Beijing considera parte de su territorio.
Aparte de las tensiones con China, la elección giró en torno a asuntos internos tales como la desaceleración de la economía, la accesibilidad de la vivienda, el abismo creciente entre ricos y pobres y el desempleo.
CHINA SE OPONE DE FRENTE A LAI
China calificó la votación como una elección entre la guerra y la paz. Beijing se opone frontalmente a Lai, quien junto con la presidenta saliente, Tsai Ing-wen, rechaza los reclamos de soberanía de China sobre la isla, una antigua colonia japonesa que se separó del gobierno continental durante una guerra civil en 1949. Sin embargo, se han ofrecido a dialogar con Beijing, que se ha negado y los califica de separatistas.
Se cree que Beijing prefería al Partido Nacionalista o Kuomintang (KMT), más afín a China. Su candidato, Hou Yu-ih, prometió también que reanudará las conversaciones con el país, al tiempo que refuerza la defensa nacional.
El tercer candidato en discordia, Ko Wen-je, del Partido Popular de Taiwán (PPT), demostró ser especialmente popular entre los jóvenes que buscaban una alternativa a los dos grandes partidos que se suceden en el gobierno desde la década de 1990. Ko también manifestó su intención de dialogar con Beijing y afirma que Taiwán tiene que seguir siendo democrática y libre.
Estados Unidos, que está legalmente obligado a suministrar a Taiwán las armas que necesite para defenderse, dijo que respaldará al gobierno elegido en las urnas. Los planes de la Casa Blanca de enviar una delegación no oficial formada por ex altos cargos poco después de los comicios respalda esa postura.
Se cree que las elecciones de Taiwán tendrá “una influencia real y duradera en el panorama geopolítico”, dijo Gabrielle Reid, directora asociada de S-RM, una consultora global de inteligencia.
“El resultado de la votación determinará en última instancia la naturaleza de los lazos con China en relación con Occidente y tendrá una gran influencia sobre la situación en el Mar de la China Meridional", agregó.
Taiwán es una isla democrática de 23 millones de habitantes que se gobierna a sí misma, pero es reclamada por China continental y no tiene reconocimiento internacional como país.