SAN DIEGO - Un hispano de nuestra región que estuvo más de dos meses en un coma inducido mientras los trataban para vencer al COVID-19, cuenta que entre las secuelas que le dejó el virus en su organismo incluye el no poder caminar.
Héctor Reynoso, de 61 años, quien, a pesar de tener problemas del corazón, con vitalidad, destreza y velocidad, con la adrenalina al tope cambiaba las llantas de los autos las carreras de autos en el desierto. Pensaron que tenía gripa.
Pero cuando comenzó a tener calambres en las piernas a principios de mayo, su hija Bridggette Korina decidió llevarlo a hacerse la prueba del COVID-19.
“Llevé a mi papá a hacerse la prueba el martes y ya el miércoles me lo llevé para el hospital”, dijo.
Según Reynoso, cuando llegó al Hospital UC San Diego se desmayó y por más de dos meses, permaneció hospitalizado como paciente de COVID-19, con afecciones al corazón y por más de un mes estuvo inconsciente.
“Su corazón estuvo parado cuatro minutos y lograron resucitarlo a base de shock, e incluso le dieron respiración de boca a boca”, relató Korina,
Conectado a un ventilador sufrió varios paros cardiacos y según la familia un enfermero le practicó la respiración cardiopulmonar.
Reynoso dijo que el apoyo de su familia durante su hospitalización le dio el empuje que necesitaba: “Eso da ánimos a uno, porque estamos solos ahí y no vemos a nadie, en mi caso por tres meses”.
Su hija dijo que cada vez que veía a un nuevo paciente recuperado en las noticias de Telemundo 20 también la animaba.
“Yo decía, si ellos pueden, mi apá va a poder, y esos nos daba ánimos”.
Aunque Reynoso ya regresó a casa, las secuelas del virus permanecen. “Me afectó la vejiga, la próstata, el pulmón, tengo uno más dañado que el otro, el corazón y la vista”, dijo reconociendo que aún no se termina de recuperar. “No camino, no hablaba al principio, pensé que me había quedado mudo”.
Telemundo 20 conversó con el doctor José Antonio Santana Cazorla, un médico internista en la Unidad de Cuidados Intensivos, quien ha tratado varios pacientes con coronavirus.
“Estos pacientes posteriormente tienen mayores secuelas que el resto, porqué sus órganos, sobre todo cómo el cerebro, corazón y pulmón y distintos medicamentos para hacer el coma inducido o relajación muscular mantenida, en la unidad de cuidados intensivos, deja como secuelas una serie de manifestaciones musculares, cerebrales y cardiovasculares”, ilustró Santana Cazorla.
En el caso de Reynoso, el virus estuvo en su organismo desde el 4 de mayo hasta el 5 de junio cuando dio negativo al COVID-19.
“Causa insuficiencia respiratoria en estos pacientes y los hace propensos a padecer afecciones respiratorias antes de tener contacto con el virus”, agregó.
La batalla para Reynoso no fue fácil, pero lo logró. Ahora le resta un largo periodo de terapias físicas para recuperar su movilidad en las piernas y regresar nuevamente a su pasión por la velocidad.
Según el doctor Santana Cazarola, los pacientes con COVID-19 que permanezcan entubados en terapia intensiva por más de 20 días, presentarán una serie de secuelas respiratorias, cerebrales y psicológicas posterior al virus con las que tendrán que lidiar el resto de sus vidas
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